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Sonidos escalofriantes

Jun 27, 2024

Cuida la pulpa dental y evita la fresa odontológica 

Si eres de las personas que siente escalofríos cuando oyen el sonido de la fresa odontológica, debes saber que lo único que puede salvarte de esa sensación nada agradable es una excelente higiene bucal. 

La fresa odontológica es el instrumento utilizado para eliminar caries, sobre todo aquellas que pueden afectar la pulpa dental. Este es el tejido blando del diente, compuesto por nervios, vasos sanguíneos y tejido conectivo; está recubierto por tejidos más duros como la dentina y el esmalte, y su función es dar vitalidad a los dientes, protegerlos y repararlos ante estímulos como el calor, el frío y la presión. 

Las enfermedades pulpares no dan espera. Si sufres de hipersensibilidad ante alimentos fríos o calientes, dulces o comidas muy duras, agenda una cita con tu odontólogo de inmediato. 

Si la inflamación de la pulpa es superficial, la enfermedad es reversible. Si el dolor persiste, aunque se haya removido la causa que lo originó y es más fuerte al dormir, la enfermedad pulpar es irreversible y la pérdida total del diente por falta de flujo sanguíneo es posible. 

¿Qué viene después?  

Cuando hay una lesión que compromete la integridad del tejido pulpar, se procede con lo que se conoce como tratamiento de conductos, procedimiento que restaura la función del diente para que la persona pueda consumir sus alimentos y sonreír. 

Este procedimiento consiste en remover los tejidos dañados, inflamados o infectados, limpiar los conductos radiculares, donde está la pulpa dental, y, luego, rellenar los conductos con un material biocompatible con la estructura dental. Si no se realiza, el diente se deteriora hasta que se hace necesaria su extracción. 

 

 

 

Conoce otros factores que pueden dañar la pulpa dental 

  • Erosión dental o pérdida progresiva e irreversible del tejido duro dental, causada por un proceso químico de disolución de ácidos que no involucra bacterias. Por ejemplo, por el consumo excesivo de limón. 
  • Abrasión dental, causada por la acción repetitiva de elementos nocivos para el esmalte sobre la superficie de los dientes. Por ejemplo, por usar un cepillo con cerdas muy duras. 
  • Traumatismos por cambios bruscos de temperatura, golpes directos, maloclusiones o bruxismo. 
  • Fracturas dentales que permiten que las bacterias entren al diente y lo infecten. 
  • Causas técnicas y químicas por restauraciones defectuosas, prótesis con filtración, desgaste por pulido excesivo, acción de agentes desmineralizantes y materiales para realizar aclaramiento dental. 

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